En el contexto educativo la convivencia se convierte en algo inherente al proceso que allí se realiza. El solo hecho de convivir, compartir y estar en oposición con el otro hace que se desarrollen relaciones sociales y aparezcan a su vez conflictos. Estos, vistos de una manera positiva, más que un problema se convierte en oportunidad para aprender a trabajar en el marco del respeto y reconocimiento por la diferencia del otro.
En este sentido Fraile, López, Ruiz, Velázquez (2007, p. 8) consideran que «la
acción de convivir en la escuela representa vivir juntos unos con otros a partir
de unas relaciones sociales y desde unos códigos valorativos, que permiten, con
ello, superar los conflictos ordinarios del aula». Según Buscà, Ruiz y
Rekalde (2014, p. 156) estos conflictos «representan, en la actualidad,
una de las grandes preocupaciones de la comunidad educativa. Su origen puede
ser tan diverso como diversas pueden ser las situaciones de desigualdad,
insolidaridad, precariedad, inseguridad… ya sea en el ámbito sociocultural,
político o económico».
Durante la convivencia es normal que las dificultades y los
conflictos aparezcan, pero esto no es obstáculo para que la convivencia con el
otro sea una oportunidad de resolver estas situaciones de manera positiva en el
fortalecimiento de las relaciones sociales y la resolución de los conflictos de
una manera pacífica. Se han podido utilizar las clases de Educación Física como
facilitadoras en este proceso de transformación escolar. Como lo afirma Tuvilla,
(2004) que el conflicto, «desde un punto de vista positivo, es el motor de
cambio social y sus efectos, siempre que sepamos gestionarlo bien, permiten
establecer relaciones cada vez más cooperativas» (p. 24).
Desde otra perspectiva del conflicto, las situaciones que hoy vive
la sociedad colombiana tocan cada día más las instituciones educativas. Este
fenómeno en la Institución Educativa San José Obrero, del Municipio de
Medellín, ha llevado a que se presenten conductas agresivas. Entre ellas, el
maltrato físico y verbal, lo que define comportamientos generadores de
diferencias entre los estudiantes e interfieren en diferentes momentos de la
vida institucional de una manera negativa.
En consecuencia, la convivencia escolar se tornó cada vez más
difícil en las clases de Educación Física, esto ha propiciado la aparición de
conductas agresivas asociadas a juegos bruscos que en muchos casos se da de
manera malintencionada y que dan lugar a insultos, apodos despectivos,
exclusión entre compañeros, lo que genera alejamiento de las actividades
institucionales en algunos estudiantes. Esto se pudo evidenciar en las
observaciones realizadas en diferentes clases de Educación Física a inicios del
año 2018.
Además, comprendiendo a profundidad el contexto en que se
desarrolló la presente propuesta, se comparten elementos como:
La Institución Educativa San José Obrero está ubicada en la comuna
80 (corregimiento de San Antonio de Prado), del Municipio de Medellín. Es una
institución oficial que brinda educación preescolar, básica primaria, media
académica y técnica (décimo y undécimo) en jornada única; y en la actualidad
cuenta con una población de 1601 estudiantes pertenecientes a los estratos 1, 2
y 3; y sus edades oscilan entre los 5 y los 19 años. Algunos son víctimas del
desplazamiento forzado.
En consideración a su vida familiar se encuentran estudiantes cuyo
núcleo familiar no está bajo los parámetros de la familia nuclear (conformada
por una pareja y los hijos), sino de la familia extensa (varias familias en la
misma casa) y monoparental (madres cabeza de hogar). Dadas estas condiciones
familiares, puede existir la posibilidad de que estos problemas de agresividad,
carencia afectiva, falta de motivación por lo académico y falta de respeto por
la norma, sea consecuencia de lo que viven en casa. En este sentido Rodríguez y
Mejía (2012, p. 99) consideran que «la familia influye de forma directa
en el surgimiento de comportamientos violentos, pues los agresores generalmente
han sido víctimas de experiencias traumáticas de maltrato».
En tanto a su vida en comunidad, los estudiantes pertenecen, en su
gran mayoría, a la zona urbana del corregimiento. Por lo que la Institución
Educativa se convierte en un sitio de encuentro para habitantes de los diferentes
barrios, que en otrora fueron sometidos y limitados a las fronteras invisibles impuestas
por integrantes de grupos al margen de la ley pertenecientes a cada sector. Esto
apunta a la posibilidad de pensar que una de las posibles fisuras en la
relación interpersonal entre estudiantes pueda deberse a secuelas que dejó esta
situación.
Ante esta realidad, se ha generado gran preocupación por lo que
viene sucediendo en los grados superiores, puesto que los constantes conflictos
que, en su gran mayoría, terminan en agresiones de tipo físico o verbal, lo que
genera ambientes escolares no deseados y alteración en la convivencia escolar.
Esto implica repensar el manejo que se le está dando a esta
situación y cuáles son las estrategias de intervención que se están
desarrollando, porque si bien son importantes los contenidos y resultados
académicos, es aún más importante apostarle al trabajo de la convivencia.
Trabajar en la convivencia escolar es buscar que la comunidad educativa aprenda
a vivir de forma constructiva con el otro y con su propio entorno. En esta
línea se orienta al refuerzo del desarrollo humano a partir de las necesidades
de los propios estudiantes en aspectos como la participación, la creación y la
toma de decisiones en contexto.
Por esta razón resulta pertinente aplicar estrategias que ayuden a
fortalecer la convivencia y la resolución del conflicto en su cotidianidad. Es
por esto que, desde el año 2018 desde el Área de Educación Física, se realiza la
propuesta denominada « Eduflicto: propuesta para la convivencia
escolar desde la clase de educación física en la I.E San José Obrero.», con
la cual se viene generando planes de acción para la gestión de conflictos y la
convivencia escolar en y desde la clase de Educación Física a partir de la
implementación de metodologías
activas (aprendizaje cooperativo, aprendizaje basado en problemas y
descubrimiento guiado), orientadas a promover el desarrollo de conductas
prosociales y el fortalecimiento de las relaciones interpersonales entre los
integrantes de los diferentes grupos; mediante el desarrollo de actividades,
juegos y retos cooperativos que faciliten el trabajo en equipo y la
participación de todos desde sus propias capacidades.
Además, la ejecución de esta propuesta busca transformar una
realidad, a partir de la generación de otras miradas en el manejo del conflicto
y resolución de problemas. Este es un gran aporte a la Institución Educativa, con
el que se busca consolidar —por qué no— un plan de ciudad como orientador para
la convivencia escolar.
Ahora bien, para el marco de la contingencia derivada por el covid-19
y las mediaciones multimodales que se han utilizado para continuar con los
procesos, ha surgido la posibilidad de trabajar en equipo con los demás docentes de Educación Física para la planificación de guías y diseño de estrategias, donde resulta importante y muy pertinente apoyar todo este trabajo virtual, siendo necesario involucrar a la
familia para el desarrollo de las actividades ofrecidas en las guías de
aprendizaje de Educación Física.
De este modo, la propuesta que, inicialmente, se desarrollará en
la presencialidad ha tenido que reinventarse. Por lo tanto, surgió la necesidad
de hacer adecuaciones en la planificación del trabajo con ayuda de los demás colegas del área. Esto ha implicado
cambiar los protagonistas de la acción, lo que quiere decir que se cambian los
compañeros de clase por la posibilidad de ejecutarse y compartir con otros
diferentes a los antes mencionados, en este caso, la familia.

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